No descubro nada nuevo al decir que cuando se rompe una pareja no resulta nada fácil ni para él ni para ella, y mucho menos cuando hay niños de por medio. Los padres, la mayoría de las veces sin ser conscientes de ello, con lo que dicen y con lo que no, con lo que hacen y con lo que dejan de hacer, pensando que con aquello hacen pasar la penitencia que merece el ex para que expíe los pecados, faltas y agravios cometidos durante su relación no se dan cuenta que los que más sufren esos plantes, desquites y puntillas son los hijos, que al fin y al cabo son los que menos culpa tienen de todo.
Después de un par de asuntos que hemos llevado en el despacho me ha venido a la cabeza una campaña que llevó a cabo la Generalitat de Catalunya en el año 2014 que por su sencillez es muy contundente, clarificadora y hace reflexionar, puesto que en muchas ocasiones, en este tipo de asuntos se olvida a quien más protección merece y a quienes más debemos cuidar, y en muchas ocasiones se usa el pretexto de actuar en beneficio del menor cuando lo que se está haciendo es satisfacer las necesidades, intereses, inseguridades y determinados anhelos del adulto, padre o madre, de una forma tóxica para los niños.
Comentarios recientes